Volviendo al pequeño ahorrista o en aquellas personas que hayan podido atesorar moneda extranjera en los últimos años, la ventaja de comprar un inmueble en estos momentos no tiene prácticamente antecedentes cercanos. La gran cantidad de oferta y stock de inmuebles disponibles en venta sumado a las posibilidades de capitalización en un mediano plazo (efecto rebote), ubican a la decisión de compra de un inmueble dentro de un momento especial. Los costos de construcción aumentan de forma sostenida y si bien la demanda está retraída por la falta de crédito hipotecario junto a la baja de poder adquisitivo de los salarios, cuando esta tendencia se revierta, los valores de los inmuebles usados recuperarán el terreno perdido. Siendo la recapitalización de la inversión, el gran atractivo independientemente de la renta por alquiler que se puede obtener por cualquier propiedad. Las decisiones que se generan en torno al momento de evaluar la adquisición de una propiedad son variadas. Si bien son múltiples los factores que afectan la determinación de compra, las condiciones macroeconómicas son aquellas que terminan impactando de manera directa. Hay una premisa que referencia los momentos ideales para la adquisición de una propiedad y la misma indica que se produce cuando ya atravesaron una marcada tendencia hacia la baja y no así en los momentos al alza, siendo hoy el momento ideal para cambiar dólares por inmuebles. Esto es lo que vino sucediendo desde que los valores tocaron su pico máximo en 2018 y tras sendas devaluaciones, los precios mantuvieron un derrotero hacia la baja. Esos efectos devaluatorios, no solo afectaron el mercado inmobiliario, también hicieron lo propio con los activos financieros. Allí las bajas fueron mucho más altas alcanzando entre el 80 y 90% de dichos valores medidos en dólares. De este modo, las acciones, fondos de inversión, bonos del estado y diferentes productos que resultaban tan tentadores años atrás hoy se los mira con desconfianza y sin entrar en los otros tipos de inversiones como a través de correacopios o bien especulativas vía criptomoneda. Siguiendo esa misma línea, el escenario no cambió radicalmente, en la actualidad las diferentes variables de plazos fijos tradicionales, ajustados por UVA, por CER entre otras variantes tienen una proyección de tasa negativa y únicamente cubrirían el capital de la inflación. Pensar en rendimientos positivos queda únicamente reservado para carteras diversificadas y en el extranjero.
Días pasado, el economista Salvador Distefano brindó una charla para los corredores inmobiliarios matriculados y habilitados por COCIR. En la misma aseguró que “los próximos años 2023 y 2024 serán de crecimiento económico para el país marcado por el contexto internacional donde el campo seguirá siendo el gran protagonista.” Y agregó; “el contexto cambió, hay un divorcio entre el campo y las propiedades, la realidad actual no es la del 2008 y 2009, el negocio cambió porque no está al alcance del trabajador. El dólar ha subido demasiado en los últimos 5 años, es momento de transformarlo en activos que permitan consolidar una mejor inversión de nuestra liquidez. Quien tiene dólar blue comprado desde hace 5 años, hoy ganó en capacidad de compra. Mientras que hace 5 años con x cantidad de dólares comprabas un departamento de 50 metros cuadrados, hoy te compras un departamento de 80 metros cuadrados como mínimo. Lo mismo sucede con muchos bienes de cambio, ya que la suba del dólar blue duplicó a la inflación.”
Por otra parte, el economista también reconoce que “en todo el mundo luego de la pandemia subieron los inmuebles, en Argentina no sólo no subieron sino que todo lo contrario bajaron sumado a que hay variables como el aumento sostenido de los costos que confirman que hoy es el momento ideal de cambiar dólares por propiedades”.
Y finaliza reconociendo internacionalmente que en un mundo inflacionario y deficitario, el dólar como moneda también pierde poder.
Hoy en el mercado inmobiliario de Rosario es posible encontrar en oferta propiedades donde en estas últimas dos décadas nunca habían entrado a la venta. Eso se ve particularmente en pisos emblemáticos y edificios tradicionales de avenida Wheelwright, Pellegrini y Boulevard Oroño por citar tres arterias tradicionales de la ciudad, donde hoy día se pueden acceder a viviendas que en otros contextos económicos no se ofrecerían en venta. Venimos de varios años de recesión y hoy es posible comprar a valores muy competitivos. Particularmente en determinadas tipologías, en los últimos cuatro años los precios de las propiedades retrocedieron entre un 20% y un 40% dependiendo los metros cuadrados, balcones, antigüedad, zona y características del inmueble a analizar.
Por supuesto, se trata de un fenómeno coyuntural y temporal que no dura eternamente al igual que el costo de construcción bajo medido en dólares. Es muy probable que se haya alcanzado un piso en cuanto a los precios de cierre y a partir de ahora comiencen a subir de a poco producto del aumento de los costos. Ese efecto de rebote seguramente tendrá un retorno mucho mayor a la eventual renta actual que se podría obtener al ofrecerlo en el mercado locativo.
CI. Diego Ferreyra - Departamento de Comunicación COCIR
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