Es uno de los sectores de la economía que más rápido se recuperó tras la pandemia. Si bien los números son alentadores, las solicitudes de nuevos permisos de obra aún no logran igualar las estadísticas del 2019.
La construcción es una actividad dinamizadora de toda la economía, no sólo por la cantidad de puestos de trabajo que genera sino además por el impacto económico que derrama en la ciudad de Rosario.
Según un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) junto al Colegio de Corredores Inmobiliarios (COCIR) estimó que la construcción de 10.000 metros cuadrados de vivienda generan un total de 2.098 fuentes de empleo directas e indirectas. Mientras que al propio estado esa construcción privada de metros cuadrados le generan en impuestos directos e indirectos por recaudación impositiva la suma de 697,9 millones de pesos. Para tomar dimensión lo que representa la actividad en la ciudad, también se la puede comparar con otras grandes fuentes generadoras de empleo. La construcción de sólo 4 edificios de viviendas de 2500m2 terminan empleando más cantidad de gente que una gran industria o que el propio casino de Rosario. Es por ello que la construcción termina siendo un termómetro de la economía local que luego se termina derramando en el resto de las actividades de la ciudad.
Días pasados, la Municipalidad de Rosario informó la cantidad de permisos de obras que se solicitaron durante el 2021 mientras que en lo que va del año, ya se solicitaron más de 1000 permisos de edificación. Vale aclarar que la solicitud de un permiso de edificación no implica el inicio inmediato de una obra, pero es la variable utilizada para medir la cantidad de nuevos proyectos en el tiempo.
En relación a los efectos de la construcción y la importancia que esta tiene en nuestra ciudad, el presidente de COCIR Andrés Gariboldi fue elocuente al asegurar que “lo mejor que le puede pasar a Rosario es que las regalías de la ciudad queden en la ciudad porque eso dinamiza la economía en su totalidad y genera fuentes de trabajo para Rosario. El informe de la Universidad Nacional de Rosario que realizó junto al Departamento de Estadísticas de COCIR refleja que por cada 10.000 m2 permisados de obra se generan 2000 puestos de trabajo mientras que por cada peso invertido en la construcción se terminan derramando en la economía $2,2. Por eso sostenemos que necesitamos disminuir el déficit habitacional y una de las formas cuando no hay créditos hipotecarios es a través del acceso a la vivienda en alquiler. La mejor manera es tener más inmuebles para alquiler de tal forma que nuestros clientes, los inquilinos, puedan elegir propiedades más nuevas, más modernas y con más comodidades.”
Ari Miljtein es Corredor Inmobiliario y además desarrollador urbano, para medir el impacto de la construcción de nuevas viviendas sostiene que es importante tener presente el contexto; “hay que comparar los tiempos del 2002 al 2008 fue el boom del desarrollo inmobiliario, en aquel entonces el mercado locativo estaba completo y sobre ofertado, no existían los problemas que tenemos. En general nos tenemos que preocupar por generar empleo, por generar producción y para ello la construcción genera una mano de obra increíble. A veces se anuncian medidas para la tribuna pero que después no se llevan a cabo en tiempo y forma. En verdad hoy el problema de fondo va mas haya del mercado locativo, la inflación es un problema fundamental que afecta el poder adquisitivo de la gente y distorsiona la economía. Con estas condiciones macroeconómicas es muy difícil pensar en herramientas como instrumentos de acceso masivo a la vivienda a través de la compra. Es por ello que es muy importante seguir fomentando la construcción de nuevas viviendas no solamente por todo lo que genera sino porque además se pueden crear alternativas de acceso a la viviendas a estrenar a través del alquiler cuando las condiciones económicas no permiten el acceso a través del crédito.” En relación al contexto normativo para fomentar este tipo de acciones, Ari Miljstein reconoce que “la ley de alquileres no fue buena, fue inconsulta, no tomaron la opinión de los actores del mercado como para adaptarla a las necesidades de todas las partes y por otro lado la intervención que genera este tipo de situaciones, hizo que hoy se retirara el 30% de inmuebles del mercado locativo. Ante estas condiciones para alquilar, a la gente se le dificulta. En general hay una ecuación que no cierra, el inquilino no puede pagar y al propietario no le alcanza. Hay que entender que detrás de esto no es una especulación de grandes propietarios, hay gente que ahorró muchísimo tiempo para tener un complemento extra de ingresos al momento de jubilarse como ingreso familiar y hoy con ese alquiler no vive”.
CI. Diego Ferreyra - Departamento de Comunicación COCIR.-
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